Subimos la temperatura con un relato erótico…
Todo mi cuerpo tiembla, estoy ardiendo y él cada vez está más cerca. Me toca ligeramente la barbilla hasta que fijo mis ojos en los suyos.
La ocurre algo, señorita…
Ana, mi nombre es Ana.
Ana, pronuncia mientras acerca sus carnosos labios a mí oído, que dulce suena tu nombre.
Apenas puedo moverme, está rozando mi pelo con su nariz y sigo sin poder moverme. Me tiene acorralada, deseo que continúe, mi corazón late, lo deseo, lo deseo ahora, en el pequeño office, antes de que lleguen mis compañeras.
Parece que sabe lo que quiero y acerca sus manos al primer botón de mi camisa, lo desabrocha, hace lo mismo con el segundo y me besa apasionadamente mientras continúa desabrochando todos los botones, besa mi cuello, suelta mi sujetador de encaje negro, mientras besa cada centímetro de mi piel, no puedo dejar de estremecerme. Lo atraigo hacia mí y cojo lo primero que puedo, un pequeño plumero que la señora de la limpieza se había dejado olvidado, lo acerco a su piel, le acaricio con él, parece que le gusta, pero no tarda en quitármelo, me sujeta firmemente por la cintura mientras pasa las suaves plumas por mi espalda, oigo como se Baja el zíper , me sube la falda, me separa un poco el tanguita negro con la lengua y susurra, no sabía que estuvieses tan preparada, me toma por completo, impulsivamente, mientras nuestra respiración se acelera hasta llegar a un momento de placer y éxtasis, noto que voy a estallar y él me da la vuelta, me sube a la encimera y me toma con más fuerza, llegando los dos al orgasmo mientras me besa apasionadamente y entre mi boca se escapan jadeos incontrolables.
Aún no puedo creérmelo, tengo a mi jefe medio desnudo frente a mí, acaba de darme el mejor orgasmo de mi vida, y vuelve a besarme, esta vez más tierno, besa mis labios mientras susurra, feliz aniversario cariño, parece mentira que hayan pasado 10 años desde que nos conocimos, y aún hoy sigues excitándome tanto como ese primer día.