Llevaba dos días apenas de haber terminado con mi novio, estaba deprimida y con ganas de vivir sola toda la vida. Mi amiga me invitó a su casa a la reunión de Halloween por lo cual acepté. Llegué a casa de Tati a las 7:00 de la noche, esperaba una fiesta en su casa o algo así pero no, ella dijo que me alistara para ir a un sitio genial. Trate de desistir porque no tenia los ánimos pero finalmente Tati me convenció. Nos disfrazamos igual éramos gatitas. Me puse una minifalda negra ya que Tati me dijo que aprovechara mis “dotes de modelo” y mostrara piernas, una camisa negra que dejaba ver mi abdomen y pechos por su escote, una diadema con orejas y maquillaje para gatita, partimos. Al llegar, el ambiente se fue elevando. Conocíamos chicos y yo ponía un poco de resistencia pero con unos tragos la cosa empezó a ponerse muy buena. De lo que borrosamente recuerdo, estaba borracha, bailando con todo el mundo dejando que cualquier persona me chupara el cuello y esas cosas. En medio del baile se me acercaron dos chicos. Eran de mi edad y pensé que eran strippers, pero no. Dos chicos disfrazados de playboys, tenían las orejas, unas gafas, un pantalón de sudadera, tenis y un cuerpo marcado, eran muy sexys. Uno de ellos se regó el trago por sus abdominales para que bebiera de ahí, cosa que hice. Estaba muy feliz bailando con todos y cuando pusieron música más sensual, hicimos lo que se denomina sándwich, yo en medio de los dos conejos sexys perreando. Sentía sus músculos y hormonas sintiendo sus bultos en sus sudaderas subiendo y bajando por mi minifalda. Uno de ellos me tocó y me reí, cosa que solo haría borracha.
De un momento a otro subí a las habitaciones del segundo piso con ellos, Tati me seguía y se sentó al lado de la puerta de la habitación a la que entre con los dos conejos. Al entrar me dejé llevar, besaba a los dos chicos que parecían iguales. Uno de ellos era Nano, era el más alto, todo un papacito, el otro era parecido, Rafa, era guapo y un poco menos expresivo. Yo estaba besando a los dos chicos mientras ellos me quitaron la camisa. Al ver mi sostén, empezaron a besar cada uno un pecho mientras yo me reía. Luego se besaron, eso si me excitó.
Mire a Nano mientras nuestros tres cuerpos estaban pegados. Rafa me levantaba la falda y restregaba su bulto contra mi, mientras que yo me comía a Nano, recorría sus fuertes y musculosos brazos tatuados, jugábamos con nuestras lenguas y yo bajé mi mano para endurecer su pene.
Rafa desabrocho mi sostén y Nano fue directo a mis pechos. De pronto sentí algo duro en mi espalda, era el miembro de Rafa. Era moreno, nunca me había fijado en un pene por su tamaño pero empecé a sentir curiosidad. Así que le baje todo el pantalón, le ayude a quitárselo y empecé a chuparselo. Vi como crecía un poco pues creo que su tamaño inicial ya era de por sí grande mientras él gemía. Feliz veía la cara de los conejitos, Nano no dejaba de verme y sonreírme. Recuerdo decirle:
– tu que te traes bizcocho
Y me volteé. Al desnudarlo, aún estaba flácido. Así que les chupe al mismo tiempo los dos miembros. El miembro de Nano era bastante grande, me daba miedo la penetracion pero me excitaba pensar en eso. Acosté a Nano en la cama
– conejitos, ¿tienen su protección, no?
Los dos sacaron un condón. Se lo pusieron y empezó la acción. Nos regamos alcohol en todo el cuerpo. De ahora en adelante lo único que me acuerdo es gracias a las fotos que los chicos me enviaron después, pues nos tomamos una foto en cada posición.
Primero le chupe el miembro a Nano, era grande mientras Rafa me penetraba, lo hacía genial pero pronto intercambiaron papeles y sentí el cielo. El movimiento de caderas de Nano encima mío me hacía sentir muy rico en lo más profundo. Su pene era un monumento y sentía cada centímetro que entraba. Acostamos a Nano, el me comía mi vagina mientras Rafa me metía su penes. En un momento Rafa empezó a gritar que se venía, Nano le metió dos dedos en el ano y se corrió, untándose todo su abdomen marcado. Nano me abrió de piernas, gemí como una perra, mientras Rafa le chupaba el hermoso trasero de Nano, que se empezó a emocionar y aumentar la velocidad. Sus respiros se oían en mi oído, y yo para mantener la cordura, le agarraba el culo y le rasguñaba la espalda. Nano gimió como un lobo a la luna y se corrió, junto a mi, que chorrie mis piernas. Desperté con una migraña increíble, era de día. Desperté en una cama, al lado mis dos conejos sexuales dormidos y desnudos, mi mano en el pecho de Rafa y la otra en el pene de Nano. Me reí. Con todas las fuerzas me levante. Había 3 personas más dormidas como todos. Se me ocurrió algo: escribir mi número de celular en el abdomen de Nano, firmando con un beso pintado en labial rojo, pero se despertó, sorprendido. Por primera vez le vi los ojos, verdes. Lo calle y le quite un poco las sábanas para chupar su miembro. Se corrio en su abdomen y limpie mi mano contra la sabana. Me puse mi tanga, mi falda, mi sostén y mi blusa negra. Al salir estaba Tati dormida en la silla rodeada de tekila, la desperté y nos fuimos a casa. Al llegar dormí unas horas.
Desperte y vi mi celular, el montón de fotos de sexo, me reí y vi que tenía un mensaje:
– gran noche de Halloween no?
Me respondió con una foto, el desnudó mostrando su cuerpo fornido y sonrisa linda con mi camisa negra.