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De perrito: Relato erótico

De perrito: Relato erótico

Arqueó la espalda nada más verme entrar por la puerta. Adriana me esperaba desnuda y a cuatro patas sobre la cama. No me miró, no hizo falta.

Estaba bien claro lo que quería, lo que deseaba y anhelaba desde esta mañana. Un mensaje de texto bastó para mantener mi erección durante todo el día. Un “Te deseo” que desvió de mi mente la vergüenza de salir a la calle con semejante bulto en los pantalones y que me animó a tocarme en el autobús de vuelta.

Me acerqué con lentitud hacia su cuerpo. Estaba empapada, chorreando más bien. Su sexo soltaba un reguero de fluidos con cada paso que daba hacia ella. Las gotas viajaban por sus muslos hasta perderse por completo en las sábanas de la cama.

La excitación que sentía era máxima. Todo en mi interior me decía que la cogiera con ferocidad. La lujuria se apoderó de mí cuando pronunció mi nombre seguido de un ”cógeme duro”.

Azoté sus nalgas con todas mis ganas cuando la tuve a mi alcance. La palma de mi mano derecha quedó marcada en su piel al hacerlo. El gemido que salió de sus labios me pareció de lo más excitante y atrayente. Quería repetirlo, jugar con ella un rato más pero la pasión desabrochó mis pantalones y liberó mi miembro de su prisión de tela.

Adriana alzó su trasero a la altura de mi miembro al ver la rapidez con la que me desnudé.

-¿A qué esperas? Dame mi pene- gritó.

No la hice esperar. Agarré sus trenzas con ambas manos, tiré de ellas hacia mí y clavé mi miembro de golpe en su interior. Embestida tras embestida profundicé en su sexo con la ferocidad de un animal salvaje. No me contuve ni un ápice, pasé la trenza que sostenía en la mano derecha a la izquierda sin perder el ritmo. Con mi mano libre, masajeé sus pechos hasta conseguir que sus pezones se endurecieran al extremo. Los pellizqué sabiendo que Adriana gritaría aún más fuerte.

-Mas, más…Joder. Dame más- sus gemidos de ánimo eran música para mis oídos. Aumente la velocidad de las penetradas hasta que eyaculé en su interior. Colmé su sexo con mi semen hasta que la presión del líquido expulsó mi pene de su interior.

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